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martes, 29 de octubre de 2013

1794. Sociedad de la luna llena. Erasmus Darwin

El 3 de marzo de 1794, me dirigí a Birmingham, Inglaterra, no sólo por la invitación de Darwin sino atraído por la necesidad de conocer la Sociedad Lunar que habían creado importantes intelectuales de la época. Y la llamaron así, porque festejaban las reuniones con luna llena, ya que las calles carecían de iluminación y de esa forma no tenían problemas al regresar a sus casas.


Esa noche se realizaba en casa de Erasmus Darwin (abuelo de Charles) un médico muy famoso, un investigador con trabajos de tanta importancia, en todos los aspectos y que acababa de publicar Zoonomia, un sistema de patología y un tratado sobre la «generación» en el que adelantaba las posturas evolucionistas de Jean-Baptiste Lamarck.

Fue el padre del evolucionismo.

Digamos que de todos el que más me interesaba en ese momento era él. Sentía la necesidad de saber qué pensaba de nuestra especie.

Me reuní después de la cena con él, James Watt, Matthew Boulton, William Murdoch, Josia Wedgwood, Joseph Priestley, Benjamin Flanklin y otros que desconocía hasta ese momento.

Una velada extraordinaria, con grandes cerebros, donde se trató especialmente sobre el libro de Erasmus, que causó sensación.

Cerca de medianoche, cuando ya se había distendido el ambiente y cada uno disfrutaba de las últimas copas, me quedé a solas con él.

No sabía cómo empezar… No hubo necesidad, su poder de observación era muy superior y fue directamente a lo que también a él le interesaba esa noche.

Sabía de mí. Y deseaba conocer mi naturaleza, la de los nuestros. Me dijo que había estado estudiando años sobre ello, saltando las leyendas y los libros de ficción.

Entonces le pregunté por qué se asociaron siempre los vampiros a los murciélagos.

Y me contestó de una forma muy simple:
Los murciélagos empezaron a morder y alimentarse de sangre humana también. Eso, a través de la evolución fue creando en un humano el mismo hábito que lo transformó en un ser humano diferente y que al mismo tiempo se fue percatando de que no variaba su fisiología y sin embargo en los demás sí. En un determinado momento cada vez que realizaba el acto con los colmillos, descubre que transforma al otro en lo que es él. Al principio, lo deja, pero al ser varios se dan cuenta de que no pueden seguir así, ya que ni cambiaban ni morían, un acto que paraba la evolución y mantenía la inmortalidad. De ahí que no les quedaba otra que matar. Pero por qué seguir mordiendo, porque así se fue haciendo su instinto, era una criatura que hacía eso, igual que todos en la cadena alimenticia...

Entonces Erasmus, ¿Por eso yo dejé de morder… y empecé a utilizar herramientas para extraer la sangre?

Sí, pero tu instinto es morder y si el amor o la pasión es grande te puede empujar como a los depredadores aunque sin el principio básico de matar. Matas para mantener el equilibrio natural. Para evitar la inmortalidad.

De pronto su rostro cambió, su mirada se hizo audaz con la luz que emiten los innovadores.

Tanto que no pude evitar preguntarle:
¿Qué quiere de mí? ¿Mi instinto? ¿Está intentando que se manifieste? ¿Cómo? No le amo, no me refiero sexualmente, que aunque no me atraen los hombre como a Ud, he admirado a tantos y los he amado hasta dar, ridículo lo sé, la vida por ellos. Pero morder es un acto de pasión, de atracción, de los instintos básicos. Una mujer…

¿Serías entonces incapaz de morderme? Inquirió.

Totalmente, a pesar de la fascinación que me produce su talento, su inteligencia, su capacidad de alumbrar.

Pues ya ves, hubiese querido, amigo mío, experimentar por mí mismo tu naturaleza, tu especie. Soy un visionario, un creador y me seduce tanto…

Pero si todo es evolución, amigo Erasmus, estamos en lo mismo: el infinito, la inmortalidad, creada por todo y no vivida por uno solo.

Mi especie no evoluciona sino hasta un punto y se detiene para siempre y debe actuar así viendo como los demás desaparecen. Cómo se asemeja al humano, permaneciendo un poco en cada generación. Porque estamos solos. Somos muy pocos y no tenemos sociedad propia ¿Lo ve…?

En ese momento entró Wright y Erasmus calló. Mi miró como si hubiese perdido una oportunidad de seguir estudiando otra especie a través de los siglos. Otras.

Pero era un científico y un poeta, un vividor, libre y hasta libertino. Un personaje único, un ser mortal creando para otros, para el avance natural, lento y paulatino.

Me sonrió y me dijo, tendremos que tallar otra piedra lunar para ti. Están pensadas nueve por ahora. Qué te representaría, dime.

Una nube, le respondí. Eso sería el recuerdo de este diálogo y la representación de sus primeros trabajos sobre ellas y sus movimientos.

Cuando salí de allí, la luna alumbraba las calles de Birmingham y mientras me acercaba a la posada “un aire bastante frío” me hizo apretar más el cuello alto de la capa. Parecía un humano, lo era ¿O no?

Cuatro años más tarde me llegó el regalo prometido, la piedra lunar esculpida con nubes. Nunca fue hallada esa décima piedra.

• Erasmus Darwin se anticipó a su nieto Charles Darwin al sentar las bases teóricas de la teoría de la evolución. Erasmus Darwin esbozó, por primera vez, una teoría de la evolución basada en la conjetura de que todos los seres vivos descienden, en última instancia, de un solo antepasado microscópico proveniente del mar. Ideas que quedaron plasmadas en dos de sus libros: “El Jardín Botánico” y ”Zoonomía” , sobre los que se tiene constancia que Charles leyó y dejó anotaciones en sus márgenes en algún momento después de su regreso del viaje en el “Beagle“, pero antes de la publicación de “El Origen de las Especies“.

• Todos estos datos sobre el abuelo de Darwin los podemos leer en el libro de Desmond King-Hele “Erasmus Darwin” . Una biografía publicada en inglés y que todavía no se entiende por qué no ha llegado a traducirse al español.

*Además fue el primero en explicar cómo se forman las nubes, y describir los frentes fríos y calientes, y su influencia en el clima, también fue el primero en defender el trazado de mapas del tiempo. Erasmus Darwin hace referencia al mecanismo de formación de las nubes en una carta de 1784 a Josiah Wedgwood, en lo que equivale a una descripción de la ley universal de la expansión adiabática de los gases. Según historiadores de la ciencia, sus descripciones de las capas superiores de la atmósfera no fueron superados hasta la década de 1950.

• Estudió medicina en las universidades de Cambridge y Edimburgo, esta última era considerada la más importante de las Islas Británicas, lugar donde adquirió el título de doctor en medicina en 1756.

Con los años, adquirió una gran reputación como médico pues trataba a los pobres gratuitamente y hacía visitas a domicilio de los ricos para ganar dinero. El Rey Jorge III le propuso ser su médico personal, pero declinó el ofrecimiento. Erasmus Darwin se convertiría en el médico más famoso del momento. Su trabajo de médico rural le dejó mucho tiempo para observar la naturaleza y experimentar con ella. En una época en la que Londres era un importante centro de poder y cultura, Darwin no se movió de provincia.


*En memoria de la Sociedad Lunar se erigieron en 1998 en Birmingham los Moonstones o Piedras de la Luna, nueve piedras talladas diseño de Steve Field y ejecutadas por Malcolm Sier y Michael Scheurmann en cada una de las cuales se representa a un miembro de la Sociedad y una fase de la Luna correspondiendo a James Watt la luna llena:
•Josiah Wedgwood: Retrato y tres mujeres en mármol jaspeado.
•Erasmus Darwin Retrato y diseño de molino de viento horizontal.
•Samuel Galton: Rueda de color.
•William Murdock: Locomotora de vapor.
•Matthew Boulton: Medalla con su retrato.
•James Watt: Retrato y máquina de vapor
•Joseph Priestley: Equipo de laboratorio.
•James Keir: Cristales.
•William Withering: Dedalera y texto de su libro An Account of the Foxglove and some of its Medical Uses

3 comentarios:

  1. Que suerte poder participar en esa sociedad.......cada día aprendo un poco mas!!!!.....yo también sucumbiría a la tentación de ese mordisco...............................¿eternidad?......no sé....debería reflexionar sobre ello.

    Fantástico relato.

    Besos

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  2. Jo HADA, esas veladas tuvieron que ser increíbles. Cuánto se echa de menos esta comunicación que abría tantas puertas a la sabiduría y al contacto. Aunque faltaban mujeres, eso hubiese enriquecido tanto más.

    Jajajajajaja. sucumbirías... ;)

    La eternidad debe ser muy dificultosa de llavar uno solo con el mismo cuerpo siempre.

    Besos

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  3. Es genial...mucho mejor que un cuarto creiente. Fantástico Erasmus, el Darwin más inteligente,con mayor visión de futuro. Como ese vampiro...

    Besito...

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