El 21 estaba realizando un trabajo para la NASA cuando comenzaron los problemas de conexión. Me sentí como Marcia en uno de sus tantos arrebatos de rabia cada vez que su operadora la dejaba sin poder acceder a Internet.
Y recordé a una de las pocas personas que conocí nacida el 25 de diciembre, aparte de unos mellizos de 1979 y cuya importancia en la historia no está aún muy definida.
En 1793 había realizado un viaje a Paris, para conocer a los hermanos Chappe, de los cuales, uno de los más importantes, Claude, había nacido el 25 de diciembre de 1763.
Personajes muy curiosos, que se habían educado en hogar acomodado y donde ninguno trabajaba y que unidos llegaron a desarrollar un sistema práctico de estaciones telegráficas, una tarea tratada desde la antigüedad, aunque nunca antes realizada con éxito.
Un año antes de mi visita se enviaron con éxito los primeros mensajes entre París y Lille. En 1794 se informó a París, por vía telegráfica, de la captura de Condé-sur-l'Escaut (hasta entonces en poder de los austríacos), menos de una hora después del acontecimiento. Rápidamente se construyeron otras líneas, incluida la París–Toulon. El sistema, copiado ampliamente en otros países europeos, fue usado por Napoleón para coordinar el imperio y el ejército.
Es así como en 1793 se le concede a Claude, en Francia, el primer título mundial de ingeniero telegrafista como reconocimiento a sus trabajos: poner en funcionamiento casi 5000 kilómetros de estaciones repetidoras de signos gráficos y darles el nombre de telégrafo. Su telégrafo óptico triunfó en el campo militar, pero no se pudo afianzar en el comercial que es cuando se decide el uso del telégrafo eléctrico como nuevo medio de comunicación.
Estos acontecimientos sumados a los plagiadores de su telégrafo óptico, llevaron a Claude a una gran depresión; es así como en 1805 se suicida tirándose a un pozo de un hotel de París, sin haberse demostrado claramente la verdadera causa de su muerte.