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domingo, 23 de septiembre de 2018

John Lennon. el asesinato de un loco o conspiración de otros locos



No creo que haga  falta una biografía de Lennon, es tanto lo que se sabe de él. Pero  hay un episodio, quizás el principal de su vida, que me cogió por sorpresa.

Conoció a Yoko Ono en Londres y se enamoró aunque estaba casado y con un hijo. Se divorció y se casó con ella en Gibraltar.

Pero, aunque sabemos que era de Liverpool , no debemos olvidar que vivió muchos años en Estados Unidos donde participó en las protestas contra la guerra de Vietnam, además de colaborar con los  movimientos sobre los recortes sociales en los que se vio envuelto en esas épocas Estados Unidos .


  Por todo ello el presidente norteamericano Nixon ordenó que fuera espiado por el FBI (Oficina Federal de Investigación) y la CIA (Agencia Central de Inteligencia).

Además intentó expulsarlo del país mediante un proceso de deportación sin éxito que duró hasta 1975, alegando que a John la policía británica le había encontrado una pequeña cantidad de cannabis en 1968 en Londres, proceso que Lennon pudo ganar gracias al abogado Leon Wilde y en 1976  conseguiría la tarjeta de residencia. 
Estuvo cinco años sin grabar  hasta que fue asesinado por Mark Chapman, un “supuesto” perturbado, el 8 de diciembre de 1980, poco antes de que Ronald Reagan jurase como presidente de los Estados Unidos.

Es ahora cuando entra la hipótesis sostenida por muchos autores e investigadores y criminalistas, entre ellos Fenton Bresler, periodista británico y autor del libro "Who killed John Lennon?" (¿Quién mató a John Lennon?) de que tras la muerte de John estaría la CIA, ya que se preveía que Reagan iba a llevar a cabo una política muy dura tanto en el exterior como en el interior del país, como se pudo ver posteriormente, por ejemplo, con su apoyo a la contra nicaragüense y a las dictaduras centroamericanas o la instalación de los misiles Pershing en la Alemania Occidental.

En el ámbito interno practicó una política antisocial basada en el recorte de prestaciones sociales. No hay que olvidar que este presidente fue uno de los principales impulsores del neoliberalismo a nivel mundial. Lennon se podía haber reactivado políticamente y haber movilizado a mucha gente contra las políticas de Ronald Reagan. Esto le convertía en un personaje muy incómodo para el futuro presidente. Uno de los presidentes, junto a Nixon, más nefastos de los Estados Unidos y para el mundo en general.


Mark Chapman tuvo relaciones con la CIA a través de la organización religiosa YMCA (Young Men's Christian Association, en español Asociación Cristiana de Jóvenes).
La CIA podría haber manipulado a Chapman para que cometiera el asesinato, éste mostró un comportamiento muy extraño porque no intentó huir y se quedó leyendo el libro "El guardián entre el centeno".

Curiosamente, el portero que estaba esa noche en el edificio Dakota, donde vivía Lennon y en cuya entrada fue asesinado, era José Sanjenis Perdomo, 

un policía cubano bajo las órdenes de Fulgencio Batista, que se exilió en Estados Unidos tras la ascensión de Fidel Castro al poder. Como agente de la CIA entregó listados de gente afín a Batista en la que Estados Unidos pudiera confiar. Posteriormente dirigió la versión cubana de la Operación 40 tramada entre la CIA y la mafia para matar a Fidel Castro. O sea… que pudo, o categóricamente, haber habido un segundo tirador… 

En los exámenes de balística, sólo aparecen tres tiros de Chapman que estaba frente a él en los que sólo uno dio en el cuerpo y otros dos por la espalda uno de ellos dio en la aorta que fue el que lo mató.

Esta teoría se vería reforzada por las declaraciones del hijo de John Lennon, Sean, cuando en 1998 afirmó: “Mark Chapman no asesinó a John Lennon en un acto de locura, sino que detrás del crimen hubo una conspiración del gobierno de los Estados Unidos”. Yoko Ono dijo hace un par de años lo siguiente: “Mi marido seguiría vivo si no se hubiera metido en política”.

Yo seguía las protestas que eran impresionantes por la paz y todos los sectores sociales. Pero no me enteré del asesinato sino por los medios, porque estaba  con  Jimmy Page en Windsor, Inglaterra, cuando el grupo  Led Zeppelin se separaba después de la muerte ocurrida al baterista LeFevre.

Lo que es el poder que se basa en tener más y buscar guerras, guerras terribles, con armas de todo tipo. Vietnam fue un espantoso centro de adiestramiento con armas químicas terroristas, donde los únicos enemigos de ambos bandos fueron los gobiernos asesinos.




Viva el arte, gracias John Lennon.


martes, 18 de septiembre de 2018

Bobby Fischer, la triste historia de un genio



Illinois, 9 de marzo de 1943 - Reikiavik , Islandia 17 de enero de 2008.

Supongo que nadie haya olvidado a Bobby Fischer, el ajedrecista que más cerca ha estado de la perfección.

Fue hijo de la enfermera suiza Regina Wender, inteligente y políglota, y del físico de origen alemán Hans-Gerhardt Fischer, aunque existe controversia respecto de si este último fue el padre biológico de Bobby, pues Regina y Hans-Gerhardt no vivían juntos desde 1939.​ Se considera casi seguro que su padre biológico fue el físico húngaro Paul Nemenyi, dotado de asombrosa inteligencia en matemáticas.

No hace falta que detalle la cantidad de campeonatos que ganó, hasta proclamarse campeón del mundo.

Parecía que Spassky retendría el título para el ajedrez soviético; pero Bobby Fischer venció en la tercera. La cuarta partida fue tablas y, desde la quinta, se impuso rotundamente el gran maestro estadounidense. Después de un tenso desarrollo, Fischer venció a su rival tras 21 partidas (Spassky abandonó por teléfono la última partida, que había quedado aplazada) y se coronó campeón mundial el 1 de septiembre de 1972.

Aunque creaba grandes circos. Tras superar la interminable lista de extravagancias y problemas generados por el norteamericano, que reclamó repetidas veces que se apagaran todas las cámaras para acabar con el imperceptible estruendo que provocaban las máquinas, la partida terminó con la victoria de Bobby Fischer, el cual se convirtió en un héroe nacional y un icono mediático. Pocos de los que entonces celebraron su genialidad, incluidas sus rarezas, podían imaginar que el gran maestro del ajedrez fuera acabar sus días viviendo en el ostracismo y odiado profundamente por EE.UU.

El año 2003 me atrajo acercarme a él ya que me resultó incomprensible, igual que para todo el mundo, que el momento culminante de su carrera al conquistar el campeonato mundial significase también su abrupto y completo final, pues nunca más quiso volver a jugar una sola partida de competición oficial a pesar de tener solamente 29 años.

Muchos pensaban que la única explicación plausible para esta actitud era un temor insuperable a ser derrotado, lo cual se suma a los diversos indicios de obsesión y desequilibrio mental que hasta entonces había padecido desde muy joven. Además de que al no volver a jugar frustró las expectativas de todos los aficionados y organizadores del mundo. Hay que observar que la única fuente de futuros ingresos de Bobby sería el ajedrez o estaría en estrecha relación con este. Yo me inclino más por su desequilibrio. Y es una pena que no haya sido estudiado a fondo.

No quiso defender su corona ante la joven estrella rusa Anatoly Karpov y, además, el estadounidense perdió una demanda del productor Chester Fox, por dos millones de dólares, por negarse a que se grabasen imágenes del encuentro de Islandia.

Fischer, que se había vuelto todavía más retraído tras su victoria, desapareció por completo de la vida pública y dejó de competir para siempre. Sin estudios ni experiencia más allá del juego del ajedrez, el gran maestro apareció muchos años después, en 1981, en Pasadena (California), involucrado en un incidente con la policía. El ajedrecista se negó a mostrar su identidad cuando un policía se lo pidió al encontrarle cierto parecido con un atracador en busca y captura.

Las autoridades le tuvieron 48 horas detenido, donde afirmó haber sido maltratado y humillado, dando origen al celebrado texto «Fui torturado en Pasadena», firmado por Robert James.

El incidente con la policía sacó a la luz que un desmejorado Fischer dedicaba su tiempo a pegar carteles antisemitas por los coches. Criado en una familia judía, el ajedrecista había desarrollado un violento y público antisemitismo –años después su guardaespaldas afirmó que siempre acompañaba la palabra judío de un insulto–, que posiblemente procedía de la mala relación con su madre o bien del proceso de aislamiento social derivado del trastorno de Asperger.

Su país dictó orden de busca y captura contra él en 1992 por haber jugado otro encuentro contra Borís Spaski en Sveti Stefan (Yugoslavia), país contra el cual Estados Unidos había decretado un bloqueo y más tarde revocó su pasaporte.

En julio de 2004, Fischer fue detenido en el aeropuerto Narita ―en Tokio (Japón)―, por intentar salir del país utilizando un pasaporte no válido.

Boris Spassky remitió una carta a George Bush en la que pedía el indulto, en donde decía: "Bobby es una personalidad trágica. Me di cuenta de ello desde que le conocí. Es honesto, de buena naturaleza y con un alto sentido de la justicia. Pero completamente antisocial. Es alguien que ha hecho prácticamente todo en contra de sí mismo"

Fue liberado ocho meses después y autorizado a viajar a Islandia, país que acababa de concederle la nacionalidad a pesar del malestar que ello generó en las autoridades de Estados Unidos.

Falleció en Islandia tres años después. A los 64 años.



Cuenta Stankovic, asistente y guardaespaldas de Fischer, que soportó bien los caprichos y manías del genio 24 horas al día, como su obsesión por los cortes de pelo y trajes perfectos, pero que sufrió («fue un desafío para mí», asegura) con el antisemitismo de Bobby, quien jamás pronunciaba la palabra judío sin anteponer el adjetivo «sucio».

Incluso le confesó que desde joven oía voces que le impedían dormir. ¿De quiénes? «De los malditos judíos». A pesar de ser hijo de judíos y comunistas. Los comunistas tampoco le parecían mejores, sobre su padre se negó a hablar y a su madre llegó a llamarla «zorra» por teléfono. De joven se avergonzaba de ella, aunque valoraba cuánto llegó a humillarse para conseguir dinero para él.

Los periodistas, por último, sólo eran unos seres deshonestos que querían hacerle daño y desconcentrarlo, para que no pudiera resurgir. Los peores, según Fischer, eran los del «Jew York Times», como él llamaba al gran diario estadounidense «The New York Times».

Además de obsesivo, Bobby era una persona extremadamente paranoica.

*****

Volví a acercarme años después a Islandia y no pude resistir semejante caída de un genio.


Sólo lo observé, él tenía la mirada perdida y nunca pude saber qué pasó realmente… Nunca hubo de parte de los profesionales respuestas claras psicológicas, sólo que padecía un problema renal degenerativo. Un problema de salud que tenía ya desde hacía varios años, pero que se agudizó el pasado mes de octubre. Fischer fue ingresado en un hospital y sólo pudo volver a casa siete semanas más tarde, a mediados de noviembre de 2007, cuando se encontraba en condiciones algo mejores. A mediados de enero volvió a ser ingresado por el deterioro de su estado de salud y resultó que tenía alto el nivel de creatinina en la sangre lo que causó su muerte el día 17 de enero de 2008.

Su paranoia final, el miedo terrible a la CIA.

Acompañado a veces por Miyoto Watai, su novia con sus cuentas bloqueadas, vivía de la caridad, recluido en un apartamento cercano a la bahia.

Fui a visitarlo al hospital y se negó a hablar.

Cuando recibió el alta en el hospital, los médicos le dieron unos cinco meses más de vida. Su novia Miyoko Watai se acercó desde Japón para pasar las Navidades con él. Volvió a Japón el 10 de enero, justamente antes del fallecimiento de Fischer. Miyoko, al llegar a Japón, prácticamente tuvo que coger el siguiente vuelo de vuelta para acudir al funeral.

Fischer vivía en el mismo edificio que su mejor amigo y portavoz, Garðar (Gardar) Sverrisson, cuya esposa Krisín por casualidad enfermera cuidaba del enfermo. Los dos hijos de Gardar, especialmente su hijo, eran muy amigos de Bobby. Fueron sus únicos amigos íntimos durante los últimos dos años de su vida.

Lo enterraron en secreto, sin ningún consentimiento oficial que luego trajo bastantes problemas. Pero ya para él había acabado todo.